La espera valió la pena. Lionel Messi volvió a ponerse la camiseta número 10 de Inter Miami y su regreso no pudo ser más impactante: dos goles en apenas tres minutos para cambiar el rumbo del partido cuando más lo necesitaban. Philadelphia ganaba 1-0 y el argentino apenas había tenido una ocasión con un tiro libre. Pero cuando afinó la puntería, la historia cambió.
El Chase Stadium vibró una vez más con la magia de Messi, esta vez dentro de la cancha y no desde el palco, como en su anterior presencia cuando aún se recuperaba de una lesión. Ahora, con la cinta de capitán en el brazo y la 10 en la espalda, Leo fue el líder absoluto de su equipo.
Su primer grito sagrado llegó a los 26 minutos del primer tiempo: recibió el balón, enganchó con la zurda para desairar a un defensor y definió cruzado de derecha, estableciendo el 1-1. Apenas tres minutos después, a los 29’, Jordi Alba, su viejo socio en Barcelona, le puso una asistencia perfecta que Messi no desaprovechó: remate certero de zurda y 2-1 a favor de Inter Miami.
Antes de que terminara la primera etapa, Messi volvió a ser protagonista, esta vez como asistidor: habilitó a Luis Suárez, quien puso el 3-1 definitivo. La conexión sudamericana entre Messi, Alba y Suárez fue clave para que Inter Miami se quedara con una victoria importante, reafirmando el peso que tiene Leo cada vez que pisa el césped.
El regreso de Messi ilusiona a todo el entorno de Inter Miami, que sueña con seguir peleando en lo más alto con su máxima figura otra vez en plenitud.